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CORA NOVOA

12_OCT 19.00-20.00 | 23.00-01.00h

Museo de la Naturaleza y el Hombre

Allá arriba, donde casi siempre la vemos los que la bailamos, Cora sigue pareciendo tan inalcanzable como cuando se paseaba por la noche de Madrid, casi una niña. Ya entonces le precedía cierta leyenda de talento y esa coraza como de replicante sobre la que veíamos resbalar todo lo feo que a veces sucede a partir de la medianoche. Entre la tribu oscura del techno de la capital parecía tan joven, tan rubia, tan discreta, tan misteriosa. Tan… ¡gallega!

Todo lo que tiene de gatuno le viene, seguro, de su Ourense natal. Aún puede echar mano de ese silencio norteño tan cool, pero los años, las gentes y las mudanzas (Madrid, Berlín, Ibiza, Barcelona) han calentado favorablemente su sistema, que se dirige a una interesante complejidad. Su dominio técnico deslumbra porque ha ido llenándolo de emociones, de energía, de verdad. Siempre dice que trabaja desde la honestidad y con eso quiere decir que todo lo suyo pasa sí o sí por su corazón. Mercenarios es otra ventanilla.

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Cora hace fácil lo diabólicamente complicado. Privilegio de alguien que tuvo clarísimo desde muy pronto que quería dedicarse a la música: lleva diez años trabajando en la industria musical en todas las áreas (técnica, comercial, creativa), fue técnico de sonido, es DJ, es compositora, es Ableton Official Trainer, InQBarna content curator y colaboradora de “El Laberinto”, de RADIO3. Es una gamer bastante respetable. Hace crossfit, pero en serio. Es una geek confesa: software, hardware, programación. Cuando enfila lo técnico no hay quien le siga.

Su primer disco, “The Secret Garden” (Natura Sonoris, 2010), recogió todo lo que había estado acumulando durante sus emocionantes (cuándo no lo son) primeros 25 años. “Unattainable love” fue un bombazo y la convirtió en ‘the flavour of the year’ de la electrónica nacional. Su cierre de Sonar Barcelona rozó lo apoteósico: ¿de verdad no hay que elegir entre contundencia y sofisticación? Fue un año de no parar (París, Berlín, Atenas, Bruselas…) al que siguieron dos más de intensa gira por Latinoamérica (Buenos Aires, Mexico DF, Rosario, Bahía Blanca…) y Europa (Burdeos, Bratislava, Marsella, Moscú…). Run, Cora, run.

En plena carrera sobrevino su primera gran pájara. Les suele pasar a los que se dejan tanto en algo. El vacío interior. La pérdida de la fé. El desaliento. Un (pequeño-gran) drama de esos que va haciéndose más pequeño conforme te alejas de él. Entre que se levantó y se sacudió el polvo, pasó otro par de años que dedicó a la remezclar a otros artistas y a labrarse una reputación de efectividad total con sus diabólicos djsets. Mientras, por dentro reconstruía un nuevo espacio vital desde el que componer. Un nuevo equilibrio de sus tres ejes: ciudades, emociones, personas. Por suerte, siempre tuvo y tendrá el respaldo incondicional de su gente en Galicia. En este caso, detrás de la gran artista también hay una gran familia.

“Fight Love Faith” es Cora, pero de otra manera. Permanece el aliento electrónico, pero el pop se ha abierto camino al corazón del sonido. Es como si la compositora se hubiera dado cuenta de todo el espectro narrativo y, liberada de jerarquías y etiquetas, probara sus alas en la melodía, la épica, el romanticismo, la luz. Además de paisajes y baile, aquí hay historias. “Es un álbum muy conceptual: simbolismo, alquimia, mitología, laberintos,… Por alguna razón me he dejado llevar por lo esotérico y, como resultado, el álbum contiene una carga simbólica importante, desde el nombre de las canciones que hacen referencia a conceptos alquímicos, a vocablos masónicos o letras basadas en mitos. El nombre del álbum hace referencia a los tres elementos en los que me he apoyado en este tiempo: lucha, amor y fé. Porque este álbum trata de luchar, de tener fe y de amar por lo que uno hace. No ha sido un camino fácil. He tenido que pasar por muchos baches. Pero me encanta la carga de esperanza, luz y energía que tiene el disco. Para mi representa a la perfección todo el sacrificio y esperanza que ha supuesto un proyecto así”.

“Fight Love Faith” está, además, editado en su propio y nuevo sello, SEEKING THE VELVET, es un sello discográfico independiente, de música electrónica y pop-experimental, que trabaja expandiendo su visión artística a través del diseño de ropa, packaging, creación de accesorios, propuestas audio-visuales o ilustración. Entiende el arte como un todo y da la misma importancia a cada uno de los elementos que lo componen.

El proyecto busca cómplices, espejos, entendedores y personas en la siguiente longitud de onda: inquietas; creativas; multidisciplinares; futuristas; radicales; melómanas; en constante movimiento; visionarias; intuitivas; que se cuestionen lo establecido; curiosas.